Hija de Tifón y de Equidna, la hidra era un terrible dragón policéfalo que vivía en los pantanos de Lerna, capaz de matar con su ponzoñoso aliento todo aquello que estuviera alrededor. De las nueve cabezas que poseía, la del centro era inmortal, y si se le cortaba una de éstas, aparecían dos en su lugar. Aunque Heracles en su segundo trabajo dio muerte al monstruo mediante una estratagema, consistente en cauterizar cada herida del cuello para que las cabezas no pudiesen volver a rebrotar, la hidra sobrevivió en los bestiarios medievales, aunque perdió el nombre propio y quedó simplemente como un dragón policéfalo.
Su aliento envenenaba las aguas y secaba los campos. Hasta cuando dormía, el aire ponzoñoso que la rodeaba podía ser la muerte de un hombre. Juno la crió para que se midiera con Hércules.
Las heridas producidas por flechas envenenadas con la sangre de Hidra, eran incurables. Paris murió herido por una flecha envenenada así, que lanzó Filoctetes. Hércules mató a Hidra, y este fue el segundo de los doce.
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